
Explora la trayectoria de la obra "Pinocho" de Carlo Lorenzini hacia su universalidad, destacando su impacto en Colombia y la impronta antioqueña en su difusión. Se menciona la primera edición colombiana, publicada en Bogotá en 1913, editada por Antonio José Restrepo e ilustrada con aportes italianos y españoles. Se resalta la labor de Inés Gónima Libreros, traductora de esta versión, cuya contribución ha sido injustamente olvidada. Gónima, proveniente de una familia intelectual, es reconocida por su talento y bondad, pero su papel en la historia literaria femenina sigue silenciado. El texto también reflexiona sobre la influencia de las traducciones y ediciones locales en la construcción de una literatura regional, mientras aboga por rescatar del olvido a figuras femeninas como Gónima, esenciales en la descentralización de género en la historia literaria.